Muniellos es un bosque que según los lugareños " tiene tantos valles y vallinas como días el año", por lo tanto no es de extrañar que en determinadas épocas el agua fluya por cualquier rincón. Tres son los valles principales que recogen el agua de los regatos y que dan nombre a los arroyos más caudalosos: La Candanosa, Las Gallegas y La Zreizal. El río Muniellos nace en el punto donde se juntan los tres arroyos o regueiros en el habla de la zona.
En su discurrir por la Reserva, el río recoge las aguas de más riachuelos que aumentan su caudal tanto por la izquierda, provenientes del Teso Porciles, La Degollada y Pico Xaneto, como por la derecha, que lo hacen del pico Luis; hasta que llega a Tablizas, lugar donde se abre el valle y se encuentra el Centro de recepción de visitantes.
En el lugar donde se ubicaba la antigua central eléctrica y la verja de acceso a la Reserva, el río entra en terrenos propiedad de Moal, recibiendo unos metros más abajo y por la derecha el arroyo de Bisnuevo, que a su vez sirve de separación entre el pico Luis y pico Cabrón.
En su recorrido por las tierras de Moal, recibe las aguas de los regueros de Reiduz y La Cuchada por la derecha, y por la izquierda las de Caleicho, Rudarenas, La Beiciecha y La Fervienza.
Vista del río Muniellos a su paso por Moal
Es de destacar que desde Borducedo hasta la finalización del pueblo, junto a la depuradora de aguas residuales, hay un total de 15 valladas o banzaos, pequeños saltos aprovechados para sacar el agua del río hacia los prados a través de compuertas y presas. Este aprovechamiento se realiza durante todas las estaciones del año, pero especialmente en verano para evitar la sequía, y en invierno para protegerlos de las heladas y recoger las sustancias nutritivas que aporta el río durante el deshielo y las riadas. Entre todas las valladas destaca la del Palenque, una verdadera obra de ingeniería consistente en superponer maderas en el lecho del río, hasta conseguir la altura deseada para que las aguas viertan su caudal hacia los lados.
Cascada en el río Muniellos (El Palenque)
El río, tras pasar el estrechamiento del Trabanco, vuelve a regar los prados de Posada y Ventanueva, hasta que en esta última población entrega sus aguas al río Narcea por su margen izquierda.
Las truchas que pueblan sus aguas, atraen todas las temporadas a gran cantidad de aficionados a este deporte, máxime si tenemos en cuenta que se trata de un río de alta montaña y con nula contaminación. Sin embargo, la presencia de truchas es cada vez más escasa y el motivo radica, al parecer, en la falta de alimentación que padecen los peces, pues cuando el aserradero de Tablizas estaba en plena actividad, el serrín se dejaba en las orillas del río, siendo arrastrado por la corriente cuando se producía una ríada aportando comida, así como por la presencia casi constante de cormoranes y un resurgir en los últimos años de las nutrias.
La anguila estuvo también presente en sus aguas hasta la década de 1980, pero la construcción del embalse de Calabazos en la cuenca media del Narcea impidió su remonte y hoy en día se puede considerar como una especie desaparecida. Recuerdo que cuando era niño, la empanada era uno de los platos típicos que se hacia con las anguilas para lo cual se tenían que freir con anterioridad.
El río sirvió y sirve para que toda la juventud de Moal aprendiese a nadar en sus aguas. Todas aquellas personas que hoy en día no superan los sesenta años, sean hombre o mujeres, se iniciaron en la natación dando los primeros chapuzones en sus frias aguas. Para ello se aprovechaban los distintos pozos que hay en su recorrido; dándose algunas veces el caso curioso de tener que cambiar de pozo, al quedar inservible el que se había estado utilizando el año anterior, por haberse rellenado de piedras y grava durante alguna crecida del invierno.
Jóvenes bañándose en el Trabanco (1974)
El río era tambien durante la década de los años 1960, 1970 e incluso 1980 lugar de pesca. Bien fuese a mano, a nasa o con el tenedor, numerosos jóvenes nos iniciamos en el "furtiveo" en sus aguas. Las truchas por aquellos años eran abundantes y el pequeño "esquilmado" que se practicaba, no impedía que los pescadores de caña estuvieran mucho mas contentos con sus capturas que en los tiempos actuales. Hasta la década de los 70 el río tambien fue motivo de temor para los vecinos de Moal, pues cuando su caudal aumentaba considerablemente, no existían muros para contener el agua, que recorria casi todos sus caminos, invadiendo si no se ponía remedio los corrales y las cuadras.
2 comentarios:
GRACIAS POR ESTA PAGINA, POR EL TRABAJO Y ESFUERZO DESINTERESADO Y BIEN HECHO, NOS DEJAS UN PEDACITO DE ESE PARAISO EN NUESTRAS CASAS.
GRACIAS.
Gracias Ferreiro por el comentario y por vuestro apoyo. Me alegro que cada vez que entrais en la página, sea como entrar en el pedacito de "paraiso" que todos queremos. Un saludo
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