La siesta es el deporte que más practicamos los españoles, especialmente después de la comida del mediodía. Y a fe de que es un hábito bueno para la salud, a tenor de lo que dicen los entendidos en la materia y, sobre todo, de como te queda el cuerpo. El 2010 nos ha traído hasta hace escasas fechas días de frío, nieve, lluvia, niebla,.... y todas las condiciones meteorológicas adversas que nos podamos imaginar, pero después de todo ese periodo negativo, llevamos unos días en los que el sol parece que se ha decidido a acompañarnos y a demostrar porqué lo llamamos el astro rey.
El pequeño comentario inicial sólo sirve para ilustrar esta entrada con una serie de fotografías sacadas en Moal, en las que podemos ver a diversos animales disfrutando del placer del sol, una vez que la barriga se llenó.
La primavera nos trae a la comarca los primeros calores, después de un invierno continental y por lo tanto frío,con lo que es normal que tanto personas como animales disfrutemos de los rayos solares.
Uno que también anda con esa vagancia que nos trae el buen tiempo, prefiere la siesta vespertina, seguida del paseo, la charla distendida en la calle o el bar, amén de otras actividades más o menos lúdicas, antes que ponerse delante del ordenador a contar historias que a veces interesan más bien poco.
Así que, si alguna vez comprobáis que este blog lleva una temporada sin entradas, pensad sin temor a equivocaros que el artífice del mismo se encuentra en stanbay, o lo que es lo mismo folgando y en situación parecida a alguno de los animales de la fotografía. Y que consta que por deferencia no he puesto a ningún representante del ser humano.
4 comentarios:
recuerdo con nostalgia algunas siestas antológicas por la época de la "hierba". En el frescor que sólo una casa de piedra puede llegar a producir en verano, uno descansaba con infinito placer acunado por el silencio de la hora y el rumor de las aguas frescas que bajan de Muniellos.Silencio roto por el "pistoneo" típico de los "Pascuali" o por alguna voz que te anunciaba la presencia de nubes amenazantes.Olores a hierba seca, recuerdos de charlas a la "fresca". Tiempos duros...tiempos felices.
¡Precioso David¡ No sabes como me voy identificando con esa siesta que describes.Lo malo es ese maldito trueno que te hace ir a cien.
MªCde Mingo
Bien cierto es lo del trueno. Y sin embargo... que placentera la urgencia de la labor para impedir que la lluvia estropease la hierba.O la ayuda del que pasaba por el camino y echaba una mano a la hora de hacer facinos. Y la charla una vez acabada la faena...Que si el agua la tocó poco, que si estas cuatro gotas no le hicieron nada...
He hecho trabajos de diverso tipo y trabajado con gente variada. Todo ha sido bueno pero nada me embriaga tanto como la nostalgia de los tiempos pasados en mi pueblo, la evocación de los momentos compartidos con mis amigos,las charlas con mi abuelo...
fíjate, Mª Carmen, que hasta me acuerdo, siendo neno, de una merienda en el prao de Mingo de Prao Nuevo a la sombra de una zreizal(el nombre suena a sabor)despues de recogida la hierba.
Ay! Que cosas...!
David,encontré tu comentario precisamente en la hora de la siesta.Harta de tanto lio con el nombre de nuestro querido pueblo,seguí repasando otras entradas y lo vi.La verdad es que pañé tanta hierba que me aburria bastante que llegara el tiempo de pañarla,pero lo cierto es que esos momentos que tu describes tan bien recompensaban bastante. No me acuerdo del dia que merendaste en Prao Nuevo pero sí de ver a tu madres y a tus tias ayudándonos muchas beces.Por cierto la zreizal sigue dando zreizas.Un saludo.MªCde Mingo
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