El lobo es una de las alimañas que había desaparecido de los montes del suroccidente de Asturias en la década de 1970 y que en los últimos años vuelve a proliferar por la comarca. Mucho se ha escrito y hablado sobre el lobo, siendo unos testimonios a su favor y otros en contra, pero por lo general se puede afirmar que no es un animal querido en el medio rural, al estar directamente relacionado con los ataques que sufren los animales domésticos, especialmente cabras, ovejas, burros y vacas. Incluso pende sobre su cabeza esa leyenda negra de que ataca a las personas, siendo numerosas las historietas que de pequeños hemos escuchado narrar a nuestros mayores en ese sentido.
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Último lobo cazado en Moal |
El hombre, para protegerse y proteger sus ganados del ataque del lobo, lleva siglos tratando de darle muerte o de ahuyentarlo de las zonas pobladas o de aquellas en las que tiene su ganado. Uno de los métodos utilizados para alejar a los lobos del entorno humano era dando fuego a los montes por donde supuestamente vagaba en busca de sus presas. No sé si los últimos incendios que se han producido en la comarca, que tan negativas consecuencias han tenido para el medio ambiente, se han debido a esta causa. Lo dudo y espero que no. Pero la del incendio fue una práctica muy extendida a mediados del siglo pasado y, por desgracia, es demasiada la gente que sigue pensando todavía hoy que "no hay mal que por bien no venga".
La otra manera de acabar con el lobo era matándolo a tiros, bien directamente mediante cacerías, o tratando de llevarlos a una trampa, como el cortín de los lobos existente en Pena Ventana, para una vez dentro acabar de rematarlos.
En Moal, la última batida que se organizó contra el lobo tuvo como final la captura del ejemplar que aparece en la fotografía. Por aquéllos años era práctica habitual que los cazadores recorrieran todas las casas del pueblo para enseñar la presa abatida y al mismo tiempo recibir una pequeña recompensa por haber quitado un problema. Hoy en día, es la administración quien autoriza y organiza las batidas, aunque no siempre con el beneplácito de los ganaderos que en determinados puntos de la geografía asturiano ven mermar sus rebaños de ganado a manos de los lobos.