martes, 24 de marzo de 2015

Nuevo éxito de Moal con su carrera de montaña.



Antes de nada  he de decir que últimamente no me prodigo con el blog, pero cuando la gente de tu pueblo te anima para que des tu punto de vista de lo vivido el fin de semana, no me queda otra que realizar esta entrada, que va dirigida más a los vecinos que a los visitantes.


Por cuarto año consecutivo Moal celebró el pasado fin de semana la carrera de montaña “Puerta de Muniellos” con un notable éxito de participación y colaboración. Había seguido los preparativos de la carrera por el facebook y la página oficial carrera montaña puerta de muniellos, pero como me ocurrió en las ediciones anteriores quería vivirla en directo y también colaborar con la organización en todo cuanto esta quisiera disponer, así que el viernes por la tarde, en compañía de Lourdes y Carlos Alberto, pusimos rumbo a Moal para ver “in situ” lo que se cocía. La llegada, bien entrada la tarde, y ya de noche, solo nos introdujo en lo que se avecinaba para los dos días siguientes.


El sábado por la mañana pude comprobar que prácticamente todo estaba listo, salvo unos pequeños detalles que se afanaban en terminar varios de los vecinos. También se podía observar que había mucha más publicidad que otros años, indicador de que los sponsor apuestan por el evento.



Si bien ya por la mañana se apreciaban caras nuevas por el pueblo, fue a partir de las 14,30 horas cuando una caravana de coches lo invadió literalmente, pero los aparcamientos habilitados en el prado de Francos y en La Baragaña permitieron absorber todos los vehículos, especialmente gracias al trabajo de la organización que ayudaba a estacionar para que la capacidad fuese mayor y para que no hubiese ningún percance. Anecdótico decir, que algunos de los usuarios de los coches preguntaban cuánto tenían que pagar al pensar que se cobraba por aparcar.


A las 16,30 horas era la salida de la prueba de 9 kms. y momentos antes se tomó una foto con  todas las mujeres participantes, que superaban en número, si no recuerdo mal eran 114, al de hombres inscritos, que solo era de 86. Mucho público en la salida y una carrera rápida, que fue ganada por los hermanos Olaya, que entraron de la mano en meta y que obligaron a los jueces a recurrir, como en el ciclismo, a la “photofinish” para saber cuál de los dos había sido el ganador.



Entre los aplausos de los espectadores y los abrazos de muchos de los/las participantes por acabar la carrera, se llegó al final de la misma. Decir que también este año la corrió el miembro de la A.D. Moal,  Juan Fernández Llames, que pese a ser invidente la finalizó en un magnífico tiempo. ¡¡Bravo por Juan!!.

Un pincheo para todos los participantes fue el colofón al primer día para los corredores. Sin embargo  no había llegado aún el descanso para los colaboradores que tuvimos reunión a las 20,30 horas, para ultimar los pormenores de la carrera de 30 kms., ni tampoco para las mujeres que seguían con todos los preparativos del desayuno y comida del día siguiente. El frío, que no la lluvia, y el cansancio acumulado empezó a recoger a la gente, si bien un continuo ir y venir de coches anunciaba que muchos visitantes se quedaban por la zona.



El domingo amaneció frío y lluvioso, hecho que tal vez desmotivó a algunos de los inscritos, ya que 50 personas no recogieron el dorsal.



Con las pertinentes autorizaciones, la carretera del Connio pasó aser el domingo únicamente de sentido subida hasta el cruce de la pista de Tablizas, siendo destinado el otro carril para aparcamiento. También los prados utilizados el sábado fueron ocupados por los coches, que en un número aproximado a los 230 se acercaron hasta  Moal. Una vez estacionado el vehículo, los corredores podían pasar el control de firmas, recoger las bolsas obsequio de la organización y tomarse un café y unas pastas o bizcochos en la plaza.



A las 9,30 horas se dio la salida y algunos pudimos ver el paso de la misma por las calles de Moal antes de dirigirnos a los puntos que teníamos asignados para orientar y ayudar a los corredores. El paso de los corredores por Moal me parece todo un espectáculo y a las pruebas me remito, tanto del video como de las fotos tomadas.


La carrera para todos los corredores seguro que fue muy dura, pero también lo fue para muchos de los colaboradores que asentados en los puntos estratégicos indicaban a los corredores por donde tenían que seguir, ya que si bien la lluvia había pasado, el viento era muy frío y en determinados puntos y momentos parecía que te traspasaba, máxime estando estático.



Unos valientes los corredores, que supieron afrontar con entereza la dureza del recorrido y las condiciones climáticas y un "hurra" por Rubén Álvarez que se apuntó el triunfo después de terminar los tres años anteriores en segundo lugar.

Mientras corredores y colaboradores seguían con su tarea, las mujeres trabajaban por otro lado: unas atendiendo en el bar habilitado como el año pasado enfrente de casa Xuaquín, otras preparando las paellas y los pinchos que después degustaríamos todos los participantes y otras en las distintos avituallamientos que se habían establecido durante el recorrido. ¡¡Qué trabajo el que realizan estas mujeres!!.  Ellas son el alma mater de de la carrera y confiemos en que sigan durante muchos años con las mismas ganas e ilusión que han puesto en cada una de las ediciones celebradas. Sin vosotras la carrera no sería lo mismo.



La entrega de trofeos contó con la presencia de los presidentes de las distintas Asociaciones, alcalde del pueblo, así como del alcalde del concejo José Luis Fontaniella, que acude gustoso a cada acto que se celebra en Moal.


La comida popular y los coloquios de sobremesa nos llevaron a las cinco de la tarde,  para algunos hora de coger el coche y poner de nuevo rumbo a nuestro destino en Logroño.

Sé que me ha salido una especie de crónica y que tal vez no refleje del todo lo que se vive cada vez que se celebra la carrera de montaña en Moal, pero sí tengo una cosa clara: que no siempre los vecinos comparten opiniones, ideas o trabajos , pero que a la hora de organizar y colaborar en la carrera son una auténtica piña y que gracias a eso tanto el pueblo, como  Cangas del Narcea, se está publicitando por toda Asturias y provincias limítrofes. Esta unión no sé si será por el deporte, por los deportistas, por los vecinos o por todo a la vez, pero ojalá siga así durante mucho tiempo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...


Muy buen trabajo y una estupenda crónica, gracias por relatarnos lo acontecido en la carrera de Moal.

Mucho ánimo a todos y a seguir haciendo un trabajo tan estupendo!!!

Benjamín Galán dijo...

Detallada y pormenorizada información sobre lo acontecido en Moal durante los días 21y 22 del actual, con motivo de la celebración de la IV Carrera Puerta de Muniellos y muy bien ilustrada. La carrera ha sido un éxito lo mismo que en ediciones anteriores. Mis felicitaciones al cronista, a la organización en general y al pueblo de Moal.Un saludo

David (Agustina) dijo...

Jose: Gracias por lo crónica. Te animo a que manatengas vivo el blog porque mucha gente lo visita como punto de encuentro y de información. Te envío al email un escrito de la carrera por si te parece bien ponerlo aqui.Un saludo

David (Agustina) dijo...

A las asociaciones y vecinos de Moal.

Cuando tenía 9 años mis padres, haciendo sacrificios sobrehumanos, me enviaron a estudiar interno en el Monasterio de Corias. Nunca se lo agradeceré lo bastante, pero en aquellos tiempos, cada vez que tenía que dejar el pueblo, la pena se me metía tan hondo en el alma que desde el día anterior vivía sumido en la melancolía más profunda. Rara era la vez en la que al llegar al Trabanco no sentía que dejaba el mundo en el que quería vivir. Sigo sufriendo cada vez que emprendo un viaje, tal vez como trauma no superado de aquellos años. Solamente después de varios días encontraba el sosiego y, entonces, procuraba no volver al pueblo en mucho tiempo, simplemente para no tener que pasar el trago de volver a marcharme.
Por las noches, entre los fríos muros del Convento de Corias, me enterraba por completo bajo las sábanas y añoraba las jornadas en la Granda Espina, con las vacas, jugando con los de mi generación por entre los ganzales, las tardes de diciembre con mi abuelo al sol de la carretera, las mil historias que me sugería el mágico bosque enano de rebochos del Montecín, las noches de verano,sin televisión, con los vecinos sentados al fresco bajo el vuelo alocado de los murciélagos, las carreras y disfraces con las “chuecas” en el Carnaval…
Tengo una relación de dependencia enfermiza con mi pueblo que hace que esté siempre conmigo para lo bueno y para lo malo.Sufro por las pequeñas e insignificantes mezquindades que tantas veces envenenan la convivencia porque pocas hay que merezcan la pena. No me canso, ni en la alegría ni en la tristeza, de dejarme oprimir por sus recuerdos, de dejarme calmar por sus silencios.
Hay un algo en el barro rojo de la “Firvienza”, en las sabias castañales de la “Pumariega”, en el rico contraste de paisajes de la “Chalga”, en el blanco invierno de “Veiconde”, en las sonoras noches de un orgulloso río embravecido con la crecida, en el frío y húmedo silencio de los valles de Muniellos, en cada esquina de cada tierra, de cada prado, de cada “regueiro”, en las cansinas nieblas que bajan de las Lagunas, en esa forma de no querernos queriéndonos , que hace que cuando te recorro sienta que soy tuyo, esclavo de un hermoso y maligno embrujo.
Como no sentirse triste cuando al volver son cada vez más las ventanas con las persianas bajadas y menos los pequeños jugando en el camino. El monte quiere recobrar lo suyo y ya no quedan gentes para combatirlo.
Siempre quise luchar para contribuir a que Moal siguiera vivo. Creo que poco hice y muchas veces perdí la esperanza de que se pudiera hacer algo.
Hoy, llego a mi casa después de haber asistido a una nueva edición de la Carrera de Montaña de Moal. He visto a las mujeres de la asociación trabajar hasta la extenuación preparando todo tipo de comida y bebida. He visto a mi madre, creo que la más veterana, tomando medicación contra los dolores, que a duras penas le permiten hacer un bizcocho para la carrera, escapando en cuanto puede a echar una mano. He visto a unas jóvenes dejar la universidad un fin de semana para trabajar en el bar de la carrera, a una asociación deportiva trabajando sin descanso y eficientemente, a todo el mundo colaborando con una expresión de orgullo en sus rostros.
Vi a una generación nueva que lucha por su pueblo. Ellos os dirán que hacen estas actividades para esto y para lo otro. No os dejéis engañar. Todos, en el fondo, están enamorados de Moal. Gracias.

Jose de Mingo dijo...

Muchas gracias al anónimo, a Benjamín y a David por vuestros comentarios y ánimos....¡¡ así da gusto trabajar!!.
David, me ha emocionado tu escrito por lo bien que narras tus vivencias en aquel Moal de ya hace bastantes años y por querer lo mejor para nuestro pueblo, vivencias y hechos que también hago mías y que, a buen seguro, emocionarán y compartirán todos los vecinos.

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