domingo, 18 de diciembre de 2011

El antes y el después del solar de la capilla.

Fue allá por el año 1970 cuando los vecinos de Moal decidieron construir una capilla nueva y abandonar la antigua que hasta entonces venían usando. La vieja capilla invadía una parte del corral de casa Francos, dificultando las labores que esta familia desarrollaba y  por otro lado,  era  necesario edificar una, que estuviera más acorde con los tiempos y con la población que en esos momentos tenía el pueblo y que se aproximaba a los 200 habitantes.


La minería todavía no había despuntado y la economía familiar no invitaba, como ocurre en los tiempos actuales, a que el gasto fuera muy grande. Además, ni la Iglesía ni la administración aportaban dinero para sufragar el coste. Fueron esos motivos los que llevaron a realizar una capilla modesta en sus materiales y dimensiones, pero que cumplía perfectamente la misión primordial que no era otra que la de oficiar los actos religiosos. Sin embargo y bajo mi punto de vista, lo peor fue que no se negociara con Francos, propietario del prado donde se levantó, la compra de una extensión mayor de terreno  que la destinada a construir la capilla y de esa manera dotar al pueblo de una plaza pública que, por un lado sirviera como lugar de reunión y por otro para hacer la fiesta, que cada año se celebraba en un lugar distinto y además pagando un alquiler que se tenía que detraer del presupuesto destinado a la música.

Pero, como agua pasada no mueve molino, no tiene esta entrada como fin recordar cómo se realizó  la capilla ni si hubiera sido apropiado tratar de hacer una plaza para uso y disfrute del vecindario. Lo que aquí pretendo es comparar cómo estaba el lugar que hoy ocupa la capilla antes de su construcción y cómo está hoy, es decir el antes y el después. Y para ello nada mejor que una fotografía,  al parecer tomada el día de San Juliano, allá cuando la década de 1960 estaba por la mitad. 


En la fotografía aparecen Xuaco Xuaquín, apoyado en un palo, con Maricarmen y Pepe de Cadenas. La toma fue realizada en un día de fiesta, como ya queda dicho,  pues no era normal vestir zapato a diario y mucho menos por aquellos años en que el chamazo*, que da nombre al barrio donde fue sacada la foto, ocupaba todos los caminos y era imposible caminar sin mancharse. Por eso, era habitual que los moradores de Moal calzaran madreñas o botas de goma en su transitar cotidiano  por el pueblo.

Las diferencias entre ambas fotos son evidentes y por desgracia, de los retratados, solo queda entre nosotros Maricarmen para poder contarnos cómo eran aquellos años de chamazo, de quehaceres diarios y también de fiestas. Por supuesto que todos los que queráis aportar algún dato, sobre cualquier circunstancia relacionada con lo descrito será bien recibido.

*chamazo: barrizal en castellano.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Pepe y la loba

La anécdota que voy a contar ocurrió en Madrid, en donde me encontraba para realizar un cursillo de varios días de duración, allá por el año 1988. El día de mi llegada, junto con otros dos compañeros de empresa, decidimos dar una vuelta por el Madrid más castizo: Puerta del Sol, Plaza Mayor, Plaza de la Villa, Plaza de Oriente, etc., para ver el ambiente, tomar unas cervezas y comer alguna tapa. La calle Arenal estaba por aquel tiempo abierta al tráfico de vehículos, que debían circular en sentido Puerta del Sol a Teatro Real. Fue en esa calle cuando en un determinado momento, y como la circulación estaba interrumpida, decidimos cruzarla por un lugar no habilitado como paso de peatones. Nada más poner el pie en la calzada escuchamos el bocinazo de un coche. Miramos para el vehículo y comprobamos que se trataba de un taxi, pero como no observamos nada extraño proseguimos nuestra marcha pensando que tal vez el pitido no tendría que ver con nosotros o si acaso solamente con nuestro aldeanismo por cruzar por donde no debíamos. Nada mas reiniciar nuestro caminar, un nuevo pitido nos volvió a poner en alerta. Giré de nuevo la cabeza y en ese momento me percaté que había ido a pasar por delante del único vecino de Moal que tenía un taxi en Madrid. Se trataba de Pepe de Casín. Me acerqué hasta la ventanilla y tras saludarle brevemente, pues estaba haciendo una carrera, quedamos en vernos un rato mas tarde en un bar próximo a su domicilio, en el que pasamos juntos la tarde reviviendo estampas y andanzas de Moal.

Pepe (1º por la izq.) con otros mozos de Moal
Pasados unos años Pepe se jubiló y aunque vivía en Madrid con su mujer e hijas, en cuanto tenía ocasión se escapaba para Moal donde decía ser el hombre más feliz del mundo. Muchas veces rememoramos juntos aquel encuentro casual en la mayor ciudad de España.

Hace unos días, Susana, la hija pequeña de Pepe, me envió por correo electrónico una foto en la que aparece su padre con una loba a la que él mismo había dado muerte. Me dice Susana que su padre les contaba en casa, que la había bajado con su coche a Cangas para exhibirla por las calles de la villa, en las que causó una gran expectación, pues era todo un éxito por aquellos años cazar un lobo y mucho más si era hembra. Yo me imagino, por las personas que salen en la foto y por el año en que más o menos se produjeron los hechos, que la loba de esta fotografía es la misma que pudimos apreciar en esta entrada anterior.

Pepe sentado en el coche
Susana me dice que su padre tenía mucha ilusión en enviarme la foto para que la publicase, pero que se le traspapeló y cuando de nuevo la volvieron a encontrar, ya le había sorprendido la muerte. Por eso, me dice, le gustaría que aunque su padre ya no la pueda ver en el blog, la publique para honrar su memoria, hecho que hago con mucho gusto y que espero haber cumplido con esta entrada.


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