Aquellos maravillosos años fue una serie de
televisión americana que la 1 de tve emitió a finales de la década de los 80 y
principios de los 90. El serial se desarrollaba entre 1968 y 1973 y nos ponía
al corriente de los acontecimientos históricos y problemas sociales de aquel
período. Vamos, lo que hoy en día podría ser Cuéntame como pasó. Por aquélla época yo ya tenía unos cuantos
años, pero la seguía con cierta
vehemencia, pues me trasladaba a la etapa de la niñez y a las vivencias de la adolescencia, esa edad en la que no eres
niño pero tampoco hombre y en la que le
damos tanta importancia a la amistad, los sueños, las relaciones familiares,
los juegos o los amores imposibles.
¿Y a qué viene esta entrada rememorando tiempos
pasados?. La respuesta es sencilla: hace ya unos cuantos meses que Fino, uno de los retratados, colgó
en Facebook la fotografía que ilustra esta entrada y desde el momento en que la
vi, la identifiqué con “Aquellos maravillosos años”. El porqué no lo sé, tal vez la
edad de todos los que aparecen en la foto, la apariencia inocente de todos ellos, la pose para el fotógrafo (no muy bueno, por cierto), las manos
ocupadas de tres de los protagonistas, probablemente para
jugar o hacer alguna trastada, la facina
de hierba que se ve al fondo en el prado de Saturno, la bicicleta medio tirada sobre la pared….., en resumidas cuentas, las experiencias de
unos jóvenes que tenían una edad similar al intérprete de la serie.
La foto fue sacada en el año 1977 y en ella aparecen
de derecha a izquierda Pepín, Jose de Manolito, Miguel y Fernando, todos de
pie, y agachados José Antonio y Fino. Ahora,
transcurridos ya 34 años, nos podemos preguntar: ¿qué fue de éllos?. Mi alejamiento del pueblo hace que desconozca los avatares de algunos, especialmente dos de los retratados, como es el caso de Pepín, a quien le
perdí la pista hace bastante tiempo, pues la última vez que lo vi regentaba un
bar en Antromero, y de eso hace ya unos cuantos años. Sus padres procedían de
Ibias y al llegar la jubilación del cabeza de familia decidieron
irse a vivir a Cangas y luego a Gijón. Jose de Manolito sigue viviendo en el pueblo,
es más, nunca abandonó Moal ni tan
siquiera por motivos laborales. Miguel, pobre Miguel, amante del futbol y de la
casa materna, su padre era de Villarcebollín (Ibias), se lo llevó un cáncer demasiado
joven. La vida es así de cruel, pero seguro que Miguel seguirá soñando desde el
más allá con su aldea perdida. Quedan los tres hermanos, los tres rubios de la
foto: Fernando está rehabilitando actualmente una panera en Moal, en la que piensa
vivir y tiene una hija preciosa, Laura, que a veces nos deleita con sus canciones; José Antonio, que tras casarse marchó a vivir fuera y con el que también llevo
tiempo sin coincidir, por lo que
sé poco de su vida, aunque sí que tiene dos hijos; y Fino,
nuestro showman particular, que tan
pronto lo vemos compitiendo en una carrera popular, ascendiendo las cumbres del
Principado, jugando de portero en futbol sala, cantando tonada asturiana, o haciendo labores de presentador casi televisivo.
Todos ellos seguro que recuerdan con nostalgia aquellos
maravillosos años, algo que supongo es inherente a cada uno de nosotros. Ahora, para finalizar esta entrada, me gustaría haceros una pregunta ¿cómo recordáis
vosotros aquellos maravillosos años?.