lunes, 28 de abril de 2008

Ruta de "Las Lagunas de Muniellos"

Itinerario: Tablizas-Fonculebrera-Vachina de Piélagos-Las Lagunas-Puente de Las Gallegas-Tablizas.
Dificultad: Media.
Distancia: 20 kilómetros.
Duración: 7 horas y media.
Desnivel: 770 metros

El itinerario más emblemático que se puede realizar en el Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias es el de Las Lagunas de Muniellos. No obstante, todo aquel que desee recorrer Muniellos le aconsejaría que previamente girase una visita al Centro de Interpretación y posteriormente subiera en coche por la carretera AS-348 hasta el puerto del Connio. La carretera tiene en varias curvas unas zonas acondicionadas para retirar el vehículo de la calzada y poder apreciar el bosque en la vertiente Canguesa casi en su totalidad.


Cruce en AS-348 del Centro Interpretación y Recepción

Llegados al puerto del Connio es imprescindible echar una mirada al horizonte. Hacia el Oeste, es decir de frente según subimos, vemos la mayor parte del concejo de Ibias y la localidad Lucense de Fonsagrada encaramada en lo alto. A nuestra espalda, en el Este, observamos los picos Caniel.las y Cuetu de Arbás, los dos picos más altos del concejo de Cangas, junto con El Cabril. A nuestra izquierda el pico del Connio y a la derecha el estrecho valle del río Cabreiro y el pico del Chano la Piedra, distinguible porque en su cima hay una caseta contra incendios.

Si continuamos ruta nos adentramos en la vertiente de Muniellos correspondiente a Ibias, así como en el monte de Valdebueyes o "Valdebois". En el kilómetro 17, unos 4 kilómetros después del Connio, se nos presenta el mirador del Sextón, un marco incomparable para ver en toda su amplitud el bosque de Valdebois.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que Muniellos tiene un regimen de visitas muy restrictivo y sólo permite que 20 personas como máximo puedan acceder a su interior, previa autorización expedida por la Consejería de Medio Ambiente del Principado de Asturias.


Centro de Recepción

La subida a las lagunas tiene forma circular y por lo tanto se puede hacer pasando el puente sobre el río Tablizas que se encuentra frente al Centro de Recepción, o bien tomando a escasos metros del Centro una antigua pista maderera . Si obtamos por la primera alternativa iremos en llano, bordeando el río durante unos dos kilómetros. En caso contrario el ascenso comienza desde el momento inicial.


Inicio de la Ruta

La descripción que voy a realizar corresponde al recorrido que desde el principio comienza en ascensión a través de una de las pistas por las que las "carrocetas" sacaban la madera del monte para el aserradero. Por lo tanto, durante casi dos kilómetros el camino es ancho; pero al pasar un pequeño puente que salva el regueiro de La Cuchada el camino se convierte en senda. Ya nos introducimos en el reino del roble, pues al principio de la caminata se mezclaba con árboles de ribera, así como con abedules y pláganos, denominados en la zona "pládanos". La ruta continúa en ascenso, con lo cual se empiezan a vislumbrar los montes circundantes. En dos tramos próximos entre si, observamos que hay dos cuerdas fijas incrustadas en la roca, colocadas ex profeso para facilitarnos el paso.


Carroceta maderera (1959)

Un poco más adelante llegamos a la fonte de Fonculebrera donde tras una hora y media de caminata podemos refrescarnos. Casi de seguido se presenta el "roblón" de Fonculebrera, uno de los robles representativos de Muniellos, al salvarse de las sucesivas talas que sufrió el monte.


Simino Cadenas junto al "roblón" (1963)

El camino se suaviza y llegamos al pie de Pena Velosa donde hay un bosque de acebos, destacando el conocido como "xardón" de la Candanosa, un ejemplar de grandes dimensiones para el tamaño que normalmente alcanzan los acebos. Durante el recorrido es frecuente ver pedreros, "cheirones" o canchales, así como grandes peñascos denominados "penones".


Javier de Xuaquín en plena ascensión (1974)

En la vachina de Piélagos se cruza el camino que llevamos con el que tendremos que tomar para regresar a Tablizas. Llevamos recorridos unos 10 kilómetros, en un tiempo aproximado de tres horas y media y debajo del pico de la Candanosa ya podemos apreciar las cubetas que albergan las lagunas.


Laguna de La Isla

La altitud por la que andamos ahora, en torno a los 1300 metros, así como la orientación y pobreza del terreno hace que en determinados puntos escaseen los árboles, que son sustituidos por brezo "ganzo" y arándanos. Tras unas 4 horas de recorrido se nos presenta la primera de las lagunas, denominada de La Isla, por tener en el medio una pequeña isla cubierta de vegetación.


Laguna Honda

Las otras tres lagunas se encuentran en un plano superior, por lo que tendremos que buscar una senda que sale por la derecha y que primero nos lleva a La Honda, sigue por La Grande y termina en la laguna de La Peña, que durante el estío se convierte en una charca. Todas ellas tienen un origen glaciar.


Laguna Grande


En la Laguna Grande (1977)

El enclave donde se asientan las lagunas parece mágico y la vista de Muniellos es impresionante, pues se aprecia toda la reserva, así como la cuenca del río Muniellos, parte de la cuenca del Narcea, la sierra de Caldevilla y el mirador del Centro de Interpretación en Los Cubaninos.


Laguna de la Peña

El regreso debe efectuarse por el mismo camino que usamos para subir a las lagunas hasta la Val.lina de Piélagos, donde llevaremos 13 kilómetros de recorrido en unas 5 horas y media. Toca descender siguiendo el lecho del regueiro de La Candanosa, cuyo cauce se cruza varias veces por pequeños puentes, observándose al pasar el segundo un magnífico ejemplar de pládano. Seguimos el descenso entre pequeñas cascadas y saltos de agua hasta que llegamos a Entrambosríos donde se junta el arroyo que nos acompañó en la bajada y el de Los Gallegos. Llevamos 18 kilómetros de recorrido en 6 horas y media.


Descendiendo de las Lagunas (1974)

Pasamos el puente de Las Gallegas y a partir de este punto el camino se convierte en pista, siendo ya todo el trayecto llano hasta Las Tablizas. Un kilómetro más adelante llegamos a la ponte de La Zreizal, donde el regueiro del mismo nombre vierte sus aguas a los otros dos formando el río Muniellos.


Líquenes en los robles

Poco después se pueden ver los restos de la presa que proporcionaba agua a la central eléctrica que se puede observar en la entrada a la reserva y que conducía el agua a través de un canal hecho con tablas de madera. ¡ Lástima que la administración lo haya abandonado a su suerte!, pero de eso ya hablaré en un nuevo artículo.


Visitantes de Muniellos (1959)

Pasamos por otro puente a la margen derecha del río y al poco tiempo llegamos al pradón de Muniellos, donde se asentaba la sierra. Sólo nos queda pasar el décimo puente de la bajada y nos econtramos de frente con el Centro de Recepción, completando una ruta de 20 kilómetros en 7 horas y media de marcha.

El recorrido de las lagunas es aconsejable realizarlo en cada una de las estaciones del año, pero si se tuviese que optar por una, la más recomendable sería durante el otoño coincidiendo con el cambio de color de las hojas. Si no fuese posible en esa fecha, otra opción es aprovechar la primavera, cuando se produce esa gran explosión de la naturaleza que trae consigo la salida de las hojas.

lunes, 21 de abril de 2008

Las Curvas del Connio

Luis Felipe Fernández fue durante muchos años el director del Colegio Público de San Antolín de Ibias. En sus años como docente en el Colegio "Aurelio Menéndez" llevó a cabo una gran labor profesional, tratando por todos los medios que los alumnos de Ibias tuvieran las mismas oportunidades para desarrollar su labor que los de la Asturias central. Suyo fue el mérito de la "Semana Cultural de la Comunicación" que desde el año 1989 concentra en Ibias a grupos de teatro, corales, grupos de gaita ....y personas relacionadas con el mundo de los medios de comunicación o del deporte.

Igualmente puso en marcha en 1990 la maratón de futbol-sala, que reunía en Ibias a équipos de futbol-sala de Asturias, León y Galicia. Pues bien, Moal participó con su équipo durante varios años en esas jornadas deportivas que se desarrollaban en el vecino concejo y del cual sólo nos separa el puerto del Connio o el monte de Muniellos.

Luis Felipe, tomando como referencia la celebración de la etapa reina de la Vuelta Ciclista a España, que el día 3 de septiembre de 2006 se celebró entre Fonsagrada y el Alto de La Cobertoria y que una parte de la misma discurrió por los concejos de Ibias y Cangas del Narcea, publicó un artículo en el periódico La Nueva España, hablando de los avatares que siempre sufrieron los habitantes Ibienses. Como en Moal conocemos muy bien los sufrimientos y padecimientos de nuestros vecinos y muchos veces hemos sido también partícipes de su dolor y del abandono por parte de la administración, he considerado oportuno reflejar su artículo en este blog.


Carretera del Connio desde Moal

Miércoles, 3 de enero de 2007
TRIBUNA
LA NUEVA ESPAÑA 35
LUIS FELIPE FERNANDEZ

Hace pocas fechas la Vuelta pasó por San Antolín de Ibias. Por primera vez en la histo­ria del municipio, la carrera ciclista más importante de España visitó ese querido y entrañable rincón del suroccidente asturiano.

Y lo hizo atravesando la carretera más emblemática de todas, la carrete­ra más representativa de Ibias y de los ibienses. Lo hizo subiendo el puerto que durante décadas marcó el devenir de numerosas generaciones de los habitantes de ese concejo. Me refiero, claro está, al puerto del Connio.

Desde luego, el Connio es un puerto largo, difícil, duro a la vez que prometedor. Porque mientras fue la principal vía de entrada y salida del concejo (hasta la reciente inaugura­ción de los nuevos accesos por el Pozo de las Mujeres Muertas), repre­sentaba especialmente la comunica­ción, el contacto entre ese mundo íntimo que es Ibias con esa promesa de amplios horizontes culturales, sociales, económicos, que es el resto de Asturias, el resto de España...


Familia Mingo en el Connio (1986)

Por eso durante el desarrollo de la carrera por esa estrecha y serpentean­te carretera intenté imaginar cuales señan las sensaciones de los ciclistas durante el transcurso de la etapa. Me preguntaba si les invadió algún senti­miento especial mientras pedaleaban, entre curva y curva. O si, por el con­trario, para ellos se trataba de un puerto más, entre los muchos que deben escalar, ajenos por completo a las historias que encierra en la vida de la gente que lo atravesó cientos, miles de veces a lo largo de los años. No dejaba de darle vueltas a si les habría sugerido algo la pronunciada curva de El Esgobio que marca, una vez pasado Cecos, un giro radical a la carretera.


Area recreativa en Cecos

Si tuvieron oportunidad de ver la localidad de Centenales, a la izquierda de la marcha, durmiendo plácidamente pues apenas le queda un vecino. O si fueron conscientes de que casi sobrevolaron el pueblo de Valdebois, perdido en el fondo del valle; donde todavía es posible oír cantar al urogallo. Y ya camino de la cima, con la pendiente más suave, si percibieron que estaban a la altura de Peña Velosa, en el borde de la reserva de Muniellos. Me invadía la duda de si al coronar el puerto e iniciar el des­censo en dirección a Moal se habrían detenido un instante en A Mesa (en el bar El Refugio), para tomarse un trago de agua después del esfuerzo realizado y así recuperar fuerzas para el resto de la jornada....


Campera y acebos al lado del Refugio

Al margen de estos interrogantes (cuyas respuestas jamás podré averi­guar) de lo que no me quedó duda alguna fue de lo privilegiados que fueron los corredores, a pesar del sacrificio realizado, en su discurrir por la montaña. Acompañados de todas las medidas de seguridad, de los coches de apoyo, de la Guardia Civil de Tráfico para asegurarles que la carretera estuviera despejada, del helicóptero vigilándoles desde el aire, de las cámaras de televisión para informar de todo lo que sucedía al instante...


Guardia Civil en Moal

Al tiempo que recuperaba en mi memoria, con profunda nostalgia, la huella que en mí ha quedado de todos esos emblemáticos escenarios des­pués de haberlos recorrido en innu­merables ocasiones durante más de veinte años, no pude evitar que me viniera a la cabeza la imagen de todas las gentes de Ibias, que no tuvieron más alternativa que disputar de forma anónima un sinfín de etapas de ida y vuelta por las sinuosas y difíciles cur­vas del Connio para participar en esa carrera diaria que es la vida misma.

Recordé las duras etapas que tuvieron que librar los mineros que cada día acudían a las minas de Can­gas del Narcea. Etapas diarias luchan­do con la nieve, con la incertidumbre de si alcanzarían la meta. Con la necesidad de llegar al trabajo, ya que en caso contrario les descontaban la jornada completa de su sueldo. Me acordé de los carteros que diariamen­te se desplazaban a Cangas del Nar­cea a buscar la correspondencia en medio de las inclemencias meteoroló­gicas, luchando ante la adversidad. Arriesgándolo todo, con tal de que las cartas acudiesen puntualmente a su cita con sus destinatarios. Y del con­ductor del autobús que cada mañana y cada tarde servía como único enla­ce del transporte público con la capi­tal del concejo, que viajaba con la lógica preocupación de no encontrar­se a lo largo de la ruta con otro vehí­culo que le impidiese continuar la marcha, ante la estrechez de la carre­tera. Recordé con gran emoción y afecto a los escolares del Colegio Aurelio Menéndez acostumbrados, para conocer el mundo exterior, a soportar el mareo provocado por tanta y tanta curva, y a sufrir la nota­ble decepción que les invadía tras la suspensión de un desplazamiento debido al mal tiempo; o a los enfer­mos que tenían que ser evacuados en la ambulancia, que independiente­mente de la gravedad del paciente no podía aumentar su velocidad por la dificultad de la carretera...


Curvas en la carretera de Ibias (al fondo Moal)

Me acordé en definitiva de todos los vecinos y vecinas de Ibias, verda­deros corredores de fondo, tantos y tantos años condicionados por las malas comunicaciones; con la obliga­ción de desplazarse por el puerto en la más absoluta soledad, ante el silen­cio y el olvido de los responsables políticos. Me di cuenta entonces de lo afortunados que habían sido los ciclistas, pues para una vez que les tocaba ascenderlo, lo habían podido hacer en olor de multitudes y tratados como auténticos campeones.

Así que por último pensé: si las cámaras de televisión hubiesen retransmitido en directo, del mismo modo que una carrera ciclista, alguna de las etapas cotidianas que tuvieron que disputar los ibienses por el Con­nio, toda la sociedad asturiana se daría realmente cuenta de que los auténticos campeones no son los ciclistas por subirlo un día; sino los ciudadanos de Ibias por subirlo reite­radamente durante décadas, sin prota­gonismo alguno y sin recibir ninguna recompensa por tan callado esfuerzo.

jueves, 10 de abril de 2008

Celebraciones y comuniones

Las distintas celebraciones que acontecían en Moal o pueblos limítrofes, generalmente quedaban reflejas por el fotógrafo de turno, que en la mayoría de las veces se trataba de un profesional que acudía a las parroquias o aldeas en función del acto que se desarrollaba en el mismo, o bien por algún familiar o amigo que contaba con una cámara para inmortalizar el momento.

En esta serie de fotografías prevalecen las tomadas con ocasión de la Primera Comunión, para lo cual había que ir hasta Vega de Rengos, lugar donde se encuentra la Parroquia. Otras fueron hechas por algún fotógrafo desplazado en busca de álguien a quien retratar, como puede ser el caso de los escolares o las realizadas con ocasión de las fiestas de Moal. Las demás fueron tomadas por familiares, generalmente residentes en Madrid, que regresaban al pueblo durante el período vacacional.


Escolares (1955)


Comuniones (1957)



Pepe Farruco y familiares (1958)


Hermanos Roque (1961)


Familia Mingo (1961)


Comunión Jose Mingo y hermanos (1965)


Familia Abel (1968)


Comunión Olga Farruco, hermano y padres (1970)


Comunión Marisa de Alonso (1972)


Comuniones (1972)


Comunión Elsa de Abel (1972)

lunes, 7 de abril de 2008

Ciclismo

La bicicleta siempre estuvo muy ligada a los vecinos de Moal. Afirmaba cuando hablaba del río Muniellos, que todas las personas del pueblo que tienen menos de 60 años saben nadar; con la bicicleta se puede hacer la misma afirmación: todos los vecinos menores de la citada edad saben montar en bicicleta.

La bicicleta como la conocemos actualmente surge en el año 1885 cuando se crea la "bicicleta de seguridad", que consta de dos ruedas con neumáticos ya desarrollados, que son propulsados por una cadena acoplada a unos pedales y un piñón. Se le llama de seguridad porque ya se le pone frenos.

La aparición en la década de 1920 de las primeras fábricas de bicicletas en España contribuyó a que todas las clases sociales pudieran tener acceso a su compra; pero la contienda de la guerra civil y la postguerra frenaron tanto su producción como su compra y uso.

Moal no es ajeno a todos estos fenómenos y la primera bicicleta del pueblo viene en el año 1941 cuando Benigno del Ferreiro, natural de Posada de Rengos, se casa con Telvina. Benigno por aquellos años trabajaba en Obras Públicas y bajaba con ella todos los días hasta Cangas para realizar la labor.

En el año 1943 Marcelino compró la que sería la 2ª bicicleta de Moal. Trabajaba en las minas de Laciana y con la bicicleta venía e iba durante los fines de semana. La bicicleta de Marcelino acabó en el año 1958 en manos de Ino y César de Mateo que se la compraron por 550 pesetas. Comenta César que tenía unas ruedas muy grandes y que la horquilla de la rueda delantera se rompía con mucha facilidad, con lo cual para repararla tenían que llevarla a soldar.

Casín que por aquellos años era el cartero del pueblo fue el tercero en comprar una bicicleta, que la usaba, sobre todo, para desplazarse hasta Ventanueva donde tenía que recoger la correspondencia.


Pepe Casín en bicimotor y Lulo Abel (1955)

Aladino Farruco la compró nueva en el año 1945. Se trataba de una G.A.C. que ya estaba equipada con luz y portabultos y que le costó la friolera de 750 pesetas.

Segundo Mingo, mi padre, me cuenta que aprendió a andar en bicicleta gracias a un vecino de Ibias, que la dejó guardada en mi casa, al no poder llevarla para su pueblo a causa de la nieve. Pasados unos meses, cuando volvió a recogerla, estaba casi para el desguace debido a los golpes que recibió mientras trataba de aprender a conducirla.

En el año 1964, Sanchez, que era el encargado de la empresa Muniellos S.A., que por aquel entonces explotaba la madera del monte, regaló entre los obreros 12 bicicletas para que pudieran desplazarse con ellas al trabajo. Las había de tres colores y las adjudicó en función del cargo que ocupaban en la empresa. Varios vecinos de Moal fueron merecedores de dicho obsequio.


Jóvenes con bicicletas de Muniellos (1965)

Yo fui de los que aprendí a montar en bicicleta metiendo la pierna por debajo de la barra ¡¡qué dificil era mantener el equilibrio!!. Cuando crecías un poco pasabas a montar por encima de la barra pero sin apoyar el trasero en el sillín, porque no llegabas a él; y si te sentabas no podías darle la vuelta completa al pedal, te tenías que conformar con dar solamente un cuarto de pedalada, so pena de perder el pedal. Un nuevo estirón ya te permitía usar la bici en condiciones normales, lo malo era que muchas veces los frenos no funcionaban y para detenerla tenías que introducir el playero entre la rueda y el cuadro y después de unas cuantas frenadas la suela acababa con un gran trozo desgastado entre la punta y el talón, con la consiguiente bronca que te tocaba en casa cuando tu madre se percataba de la situación.


Jose Mingo con la bicicleta sin frenos (1972)

La bicicleta fue un medio de transporte que se utilizó para ir a trabajar, pero también fue un medio de diversión pues, en cualquier década que tomemos como referencia, los jóvenes las usabamos para ir a fiestas, bailes, bañarse o para cortejar en pueblos más o menos próximos.

La década de 1970 marcó un nuevo rumbo al surgir los triciclos para aprender a montar y las bicicletas adaptadas a la estatura del ciclista.

Por lo que respecta al ciclismo propiamente dicho, hay que señalar que el 8 de septiembre de 1996, coincidiendo con las fiestas de San Juliano, la comisión de fiestas de Moal organizó la I Subida al Connio en bicicleta de montaña, en la que participó José Luis Pasamontes, el ciclista Cangués que actualmente milita en el équipo Caisse D`Epargne, junto con Alejandro Valverde y Oscar Pereiro, y que lleva conseguidos varios triunfos en el campo profesional. También durante las fiestas se organizaron varios años carreras de bicicletas para los más pequeños.


Programa de fiestas (1996)

La Vuelta Ciclista a Asturias pasó por Moal en el año 2005 por primera vez. Se trataba de la etapa reina que desde hace años tiene su final en el Santuario del Acebo y que en el puerto del Connio, catalogado como de categoría especial, se otorga al ciclista que pasa en primer lugar el memorial "Vicente López Carril". Desde el citado año 2005 la Vuelta a Asturias pasó todos los años por Moal levantando una gran expectación.


Expectación vuelta España (2006)


Vuelta España (2006)

No obstante, el hecho que más relevancia tuvo en Moal, fue el desarrollo de la etapa reina de la Vuelta Ciclista a España, que el domingo 3 de septiembre de 2006, se disputó entre Fonsagrada y el Alto de la Cobertoria y que pasó por Moal sobre la una del mediodía.

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