jueves, 28 de febrero de 2008

La población

El Diccionario Geográfico de España y Portugal, realizado por Sebastián Miñano entre 1826 y 1829 recoge la población de España por parroquias, siendo Vega de Rengos la que más habitantes tenía del concejo de Cangas con 622, superando a la villa que por aquel entonces sólo contaba con 400. Haciendo la comparativa de vecinos por el número de habitantes se comprueba que en Vega había una media de 5 personas por vivienda, situándose por encima de la media del concejo que estaba en 4,2 vecinos.

A mediados del siglo XIX se elabora el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, de Pascual Madoz, que se publicó entre los años 1845 y 1850. En este Diccionario la población de la parroquia de Vega se sitúa en 996 habitantes, distribuidos en 133 casas, lo que da una media de 7,48 habitantes por vivienda, muy superior a la que figuraba en el Diccionario de Miñano. La parroquia con más habitantes ya pasa a ser Cangas con 1050 y 214 vecinos.


Población de Vega de Rengos
A partir del año 1900 ya se empieza a normalizar el recuento de población mediante censos y padrones, siendo a partir de esta fecha cuando se dispone de datos relativos a Moal. A través de los mismos se observa una serie de fluctuaciones en la población que, en realidad, lo que reflejan es un paulatino declive poblacional, pasando de 178 habitantes en 1900 a 155 en el año 2000, que en el último censo oficial, correspondiente al año 2007 se reducen a 138. Esto no obsta para que en determinados momentos del siglo XX se aprecien diversos incrementos ligados a circunstancias económicas, cuyo mejor ejemplo es el desarrollo de la actividad minera y maderera de la comarca, que se suceden con descensos de población ligados a circunstancias políticas, como fue el caso de la guerra civil y las crisis, maderera en los años 60 y minera en la década de los 90. 

Vista aérea de Moal (1980)
Una mención especial merece el hecho de que justamente el período histórico de mayor población (1916-1920) corresponde con una importante epidemia de gripe "dengue", no sólo en el ámbito local si no nacional y mundial, que tuvo su punto culminante en el año 1918. Moal no estuvo al margen de la epidemia y en aquellas fechas se sabe que murieron como mínimo 6 vecinos del pueblo, cuyos nombres seguidamente paso a citar: Benjamín Lago Cadenas de 19 años, Manuel Pasarón Menéndez de 43, Josefa Cadenas Martínez de 40, Ramón Martínez Rodríguez de 67, Liboria Pasarón Menéndez de 40 y María Francisca Rey de 50 años.

La evolución de la población se puede apreciar con detalle en los gráficos que se acompañan, referidos a Moal y a la parroquía de Vega de Rengos, a la cual pertenece el pueblo. En el gráfico de la parroquia se tiene que aclarar que se omiten los datos correspondientes a 1916 y 1920, al pasar Moal a depender de la parroquía de Oballo y no poder por tanto desglosarlos.

Población de Moal 
En el año 1900 Moal aportaba un 22% de la población que tenía la parroquia de Vega de Rengos, porcentaje que se fue incrementando en los respectivos censos, excepto el de 1940, representando en el año 2000 un 35% del total de sus habitantes.


El presente esquema muestra una relación simplificada de la población y de las viviendas, tanto habitadas como deshabitadas, a lo largo del siglo XX y primeros años del siglo actual.

Arquitectura

Moal tiene una capilla bajo la advocación de San Juliano que se encuentra en el cruce de la calle principal y la que va a la plaza pública. Se construyó en el año 1971 para sustituir a la que hasta entonces había junto a casa Francos y que por sus reducidas dimensiones parecía más bien para uso familiar.

En el año 1907 Moal dejó de pertenecer a la parroquia de Vega de Rengos para pasar a la de Oballo. Se desconocen las circunstancias de dicho cambio, pero ante tal hecho todo apunta a que en los años siguientes se quiso constituir en parroquia independiente, que por población y ubicación le correspondía, y para tal fin el pueblo construyó un cementerio en el cortinal de la Veiga, en el lugar hoy ocupado por el horreo de Reguilón, pero al parecer se encontró con el rechazo del Obispado para llevar la iniciativa a buen puerto. Ante la negativa, en la década de 1920 Moal volvió a depender de la parroquia de Vega.


Capilla de San Juliano

La actual capilla guarda en su interior una figura de San Juliano datada entre los siglos XII y XIII, así como un Salvador y un Santo Apostol fechadas ámbas en el siglo XII. Aparte de la imaginería descrita la capilla carece de valor arquitectónico.


Horreo de Campo

Moal si dispone, sin embargo, de un gran conjunto de horreos y paneras, que en su mayoría sobrepasan el siglo de antigüedad. Actualmente tienen horreo las casas del Ferreiro, Pasarón, Reguilón, Roque, Alonso, Mateo, Casín y Moreno. Por lo que respecta a las paneras hay en las casas de Roque, Mingo, Campo, Nacio, Pepe Mingo, Cadenas, Silvestre y Pinche. Hay que señalar que en la década de 1970-80 fueron tirados o vendidos los horreos de Abel, Francos y Casín, así como la panera de Xuaquín.


Pinturas en casa Mingo

Las casas han sufrido en su gran mayoría una gran transformación en el último tercio del siglo XX, encontrándonos actualmente con edificios de porte moderno y buena presencia y con pocos ejemplos de edificios anteriores a la citada fecha. Es de destacar la casa de Francos, en forma de ele invertida (¬) con corredor y un gran patio de entrada, que fue en los primeros años del siglo XX la más pudiente de Moal y pueblos limítrofes y que poseía un escudo que al ser reconstruida no se colocó en su sitio. La casa de Roque, que a pesar de la restauración que sufrió recientemente, sigue conservando valores arquitectónicos anteriores; y por último las casas viejas de Mingo, Campo, Alonso, Mateo y Cadenas en las que se puede apreciar el porche y la solana. La casa de Mingo, tiene además por encima de la cal unas pinturas decorativas, hechas hace más de 70 años por un hermano de mi abuelo, retornado de América, que se conservan casi como el primer día.


Porche de casa Roque

Todas las casas antiguas tienen un gran soportal o porche en el centro del inmueble, que sirve para guarecerse de las inclemencias del tiempo y para que el ganado, especialmente vacuno, pueda acceder a la cuadra sin dificultad. Encima del porche se situaba el corredor o solana, es decir la parte más soleada de la casa y que por lo general era usada por las mujeres para hacer ciertas labores domésticas: coser, tejer, hilar, o en determinadas fechas para otros menesteres como la esfoyaza.

Los Barrios

Pertenece Moal a la parroquia de Vega de Rengos, junto con Rengos, Moncó, San Martín de los Eiros, Los Eiros, Vega y Cruces. Administrativamente forma parte del Concejo de Cangas del Narcea, de cuya villa-capital dista 19 kilómetros. Oviedo y Avilés se encuentran a 110 kilómetros, Gijón a 140, León a 150 y Lugo a 90. La mejora de las comunicaciones en la zona está permitiendo que ya se empiece a hablar de distancias en kilómetros y no en tiempos, como se hacía hasta fechas recientes.


Vista de Moal en 1.960
Moal aparece citado por primera vez en el Libro Registro de Corias en el año 1187. Se trataba de una donación a Corias de la heredad de Penna, sita en "Muale". Tambien figura en otro apartado de dicho Libro, Munnale que se cree es el mismo Moal y está fechado en 1.137. Toponímicamente hablando, Moal aparece con diversos nombre: Munnale, Muale y Mual. La procedencia del término es dudosa, pero lo más probable es que derive del nombre de algún antiguo poseedor llamado Munnio, o bien de la palabra latina mola-molae, que significa roquedal, elevación rocosa.

Vista general de Moal
El pueblo se asienta en el valle del río Muniellos, también llamado río de Moal, que durante unos 6 kilómetros surca su territorio, bañando sus praderías y cortinales (vegas). Se divide en cuatro barrios: el Cascarín, el Chamazu, el Fuexu y el Corralín, que se extienden a lo largo del valle, dándole una forma alargada.

El Cascarín
El Cascarín es el barrio que se extiende a lo largo de toda la carretera general, penetrando por la calle principal del pueblo hasta casa Manolito. La parte alta del Cascarín alberga la escuela, habiendo sido elegida esta ubicación por ser un lugar soleado y retirado de la circulación de vehículos.

El Chamazu, que se podría traducir al castellano como barrizal, comienza en casa del Zapatero y llega hasta casa de Alfredo. Es el núcleo central del pueblo, por ser el que tiene más edificaciones y ser lugar de reunión durante muchos años para juegos, bailes o tertulias. Las pequeñas plazas que tiene el Chamazu tenían cada una su utilidad en otros tiempos: así, la plaza de casa Silvestre era el lugar elegido para jugar a los bolos, aunque a veces tambien se utilizaba para lanzar barras de hierro, por lo tanto aquí se demostraba la fuerza y destreza de cada mozo. La plaza de la Huerticona era concurrida todas las tardes de domingo y días festivos, por todos aquellos que deseaban bailar, bien fueran del pueblo o de otros pueblos próximos. Por último la plaza de casa Mingo era el lugar de tertulia y cortejo, porque allí se encontraba la fuente y todo el barrio, así como el Fuexo, se surtían en la misma de agua.

Vista del Chamazu y el Fuexu
El Fuexu podríamos decir que es una extemidad del Chamazu. Este barrio está compuesto por la casa de Santiago, hoy en día en un lamentable estado de abandono, casa Pepe Mingo, Casa Pío, Casa Reguilón y casa Nacio.

Antiguo lavadero-hoy fuente
El Corralín comienza en casa Gonzalo y termina en Casa Baragaño. En este barrio se construyó en su tiempo el lavadero, que hace pocos años se ha reconvertido en una preciosa fuente que se nutre de agua del manantial de Penafaque.

El Corralín

jueves, 21 de febrero de 2008

Saturno Casín

Moal aparece pocas veces reflejado en la prensa, pero hay varios artículos relacionados con su gente o con el entorno en el que se encuentra y que poco a poco deseo ir mostrando.

El primero que quiero reflejar en esta serie, es uno relacionado con una gran persona, querido por todos los vecinos del pueblo y que nos dejó hace unos pocos años: Saturno de Casín. Saturno fue minero desde temprana edad, y dentro de la mina fue donde contrajo la silicosis que arrastró toda su vida y que al final pudo con él; tambien fue conductor de carroceta, cazador, ganadero o agricultor, pero la profesión que más practicó fue la de ser amigo de todo el mundo, por eso su casa nunca necesitó puertas porque siempre las encontrabas abiertas.

Entre los amigos de Saturno se encontraba el profesor José Luis Magro, que le dedicó un artículo de opinión en el periódico La Nueva España, el día 23 de febrero de 2005, y que seguidamente paso a reproducir:


¡Satur: que estas palabras sean memoria y recuerdo agradecido!

JOSÉ LUIS MAGRO

Pocos «cantaderos» de faisán -urogallo- van quedando por Muniellos, pero más escasos son aún los que tuvieron la suerte de deleitarse oyendo sus reclamos amorosos con las primeras luces del alba.

Había que emboscarse durante la oscuridad de la noche para que el faisán se acercase a celebrar sus nupcias sin el temor que siempre genera la mera percepción de la silueta humana. Ya sé que por los años cincuenta del siglo pasado vigilabais con desvelo, tu padre y tú, los lugares donde el faisán gorjeaba para que después el «señoritu» de turno pudiera pegarle el tiro de gracia sin muchos quebrantos y madrugones. Pensando que se llevaba lo más preciado del trofeo, os entregaba, en su soberbiosa ignorancia, lo mejor del mismo: el haber podido contemplarlo en todo su esplendor y belleza durante esas interminables madrugadas preñadas de celos, exhibiciones y reclamos amorosos.

Los humanos hemos pasado de animales sociales inmersos en la naturaleza a meros seres de consumo. Somos cada vez más cultura a secas, y por eso ignoramos y masacramos la naturaleza. Pasar unas horas contigo, Satur, entre Moal y Muniellos, era revivir sabores y saberes de infancia. Alma, corazón y vida sintonizaban con los majestuosos carbayones, hayedos, abedules, tejos y acebos, reyes estos últimos de Muniellos por el perenne verdor de sus hojas y el manto bermejo de sus frutos. Derramabas una bondad biológica y ancestral como los arándanos que ofrecen sus frutos sin demandar jamás recompensa alguna. La casa de Pilar (mamá) y Satur era como una especie autóctona de ribera más junto al avellano, el serbal y el boj. ¡Gracias Amelia por haberme guiado hasta ella! Tú ahora, Satur, quédate tranquilo, pues debes saber que tu «mamá», aun con el dolor que la muerte de un hijo conlleva, mantiene vigorosas las raíces que siempre la unieron a su madre tierra de Moal.

Silencio y sigilo, viento y olfato, intuición y susurros te permitían descifrar y desentrañar ese libro de la naturaleza que, abierto en teoría para todos, casi ninguno sabe leer ni interpretar. Gracias Satur, porque sin ser perito, ingeniero forestal, técnico del Principado o ecologista militante, nos obsequiaste, tanto a mi familia como a todos los que hasta ti se acercaban, con las mejores lecciones de amor, respeto y conocimiento de la vida exuberante que derraman Muniellos y sus contornos.

Muchas horas de tus años mozos las pasaste entre amaneceres y anocheceres situándote a la contra del viento para que el receloso y ágil corzo no se percatase de tu presencia, o siguiendo las huellas de la glotona piara de jabalíes que la noche anterior habían socavado los cultivos. Aprendiste a cazar la pieza codiciada sin ser cazado por el guarda. Las dos artes son difíciles, pero la segunda es propia de los dioses inmortales.

Pasados los años el cazador fue cazado, pero no por los guardas, sino por el embrujo y la magia de los mismos animales que tantas veces se adelantaron a tus intenciones. Conforme el vigor de tus músculos iban debilitándose por la traidora silicosis, seguían acrecentándose tus ansias de compartir. Siempre hablaste con orgullo y amor de tus sobrinas y sobrinos, pero en tus últimos años una lágrima furtiva permitía vislumbrar la hondura de tus sentimientos.

Ante tanta lisonja y alabanzas vanas como ahora se prodigan, vaya este sentido testimonio de reconocimiento para quien siempre fue un amigo fiel y bueno con todos los que tuvimos la suerte de conocerte y quererte.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Oficios artesanos

Los vecinos de Moal tuvieron en Muniellos un lugar donde trabajar desde el siglo XVIII, haciendo labores de talado de árboles en el monte, serrando la madera, acarreándola, o bien como guardería forestal; pero tambien hubo otros oficios artesanos que estuvieron mucho más relacionados con el pueblo, especialmente durante el siglo XX, y que con el transcurso de los años se fueron perdiendo. Algunos de estos oficios, o profesiones a tiempo parcial como se diría hoy en día, paso a describirlos a continuación.


LOS CALEROS


Moal dispuso de dos caleros o "caleiros": uno denominado de Campo, situado en El Calechín y que era propiedad de varios mozos del pueblo, del cual se sabe que ya estaba en actividad a finales del siglo XIX, y otro propiedad de Casín, situado enfrente de la casa, entre el actual horreo y el que fue tirado en la década de los 70 y del que todavía se conservan los pegoyos.

Los caleros se alimentaban de carbón y piedra caliza que los vecinos sacaban de un socavon cercano al pueblo, situado en El Fontanón. Para hacer la cal se mezclaban el carbón, la piedra caliza y la madera y se le daba fuego a todo el conjunto, utilizando como detonante ramas de brezo "ganzo" o escoba "siñesta".

El producto conseguido, la cal, era utilizada en múltiples aplicaciones: mortero para la construcción de muros y paredes, blanqueo de casas, abono de las tierras de labranza, a las que aportaba riquezas minerales y eliminaba los insectos; y también en la ganadería, pues servía para curar las heridas de las patas de los animales o como desinfectante de los establos.
La alta producción de cemento, que en torno al año 1950 alcanzó las cifras más altas de la postguerra, provocó que la cal quedase eliminada como material de construcción y por lo tanto relegada a otras industrias, algunas de las cuales de manera residual, lo que originó que en la década de los 60 cerraran los dos caleros.

Hoy en día todavía son visibles los dos caleros, si bien el del Campo ya ha sido prácticamente invadido por la tierra.


LOS MOLINOS

Moal tuvo tres molinos durante el siglo XX, que funcionaban gracias a la fuerza que ejercía el agua, en los que se molía especialmente maiz, centeno y trigo, tanto para el consumo humano como para los animales.

El molino de Santiago estaba situado en el actual prado de Veiconde de Mateo y dejó de funcionar sobre el año 1935.



Molino de Santiago

El de Francos se encontraba en el prado de la puerta, junto al horreo que fue tirado en 1975, enfrente de la casa y por donde actualmente todavía pasa la presa que lo abastecía de agua. Toda su estructura era de madera y sólo funcionó durante el periodo de la guerra civil, moliendo solamente para casa y algún allegado.


Familia Roque junto al molino (1961)

Por último estaba el molino de Roque, que estuvo en funcionamiento durante los años 50, 60 y parte de los 70. Actualmente todavía se conserva, encontrándose en bastante buen estado.

LAS HERRERIAS


Las herrerías llegaron a Moal con el siglo XX ya avanzado. La primera fragua que hubo en el pueblo fue la de Benigno el Ferreiro que funcionó entre 1945 y 1980. La fragua funcionaba con madera, especialmente de brezo "ganzo", y en élla trabajaba el hierro arreglando hoces, garabatos, hachas y aperos de labranza. Al mismo tiempo tenía un potro que utilizaba para el herrado del ganado: caballos, burros y vacas.

Moal dispuso de otra herrería, que se encontraba en el fondo del prado de Francos , pegando al río, que funcionó desde 1950 hasta 1970, siendo atendida por una persona conocida como Lugo, por ser de dicha provincia y en la que arreglaba diversos útiles, especialmente de labranza.



Herrería de Lugo 1970 (al lado del puente)

LEÑA Y VARAS

Moal es un pueblo con una gran riqueza maderera. En las partes altas de su término encontramos todo tipo de árboles autóctonos como hayas, robles, abedules, y en las zonas de ribera abundan los alisos, fresnos "freinos", nogales "noceus", avellanos y castaños.

La base de la economía doméstica hasta bien avanzado la segunda mitad del siglo XX era de subsistencia y en ella el castaño tuvo una gran importancia. La castaña servía tanto para la alimentación de las personas como de los animales, especialmente los cerdos; por tal motivo se vareaban "vareixaban" las castañas para echarlas al suelo y poder coger los erizos e introducirlos en las corripas antes de su apertura definitiva. Para tirar los erizos se utilizaban varas largas que el "vareixador" utilizaba con destreza encaramado en el árbol.

Las varas que se utilizaban para echar a tierra los erizos eran de avellano y los vecinos de Moal comerciaban con ellas. Por tal motivo las varas se cortaban durante el mes de septiembre y los primeros sábados del mes de octubre se vendían en el mercado de Cangas del Narcea.

La madera de roble y la de "ganzo", esta última se consigue de la raiz del brezo, tambien se vendía en todo el concejo por carros enteros de leña o de carbón vegetal.

El carbón vegetal podía ser de "ganzo" o de leña. El carbón de "ganzo" se obtenía quemando en el monte la raiz de este arbusto, en un laborioso proceso que requería una presencia constante, y se destinaba especialmente para su consumo en las fraguas. Por lo que respecta al carbón de roble su uso era sobre todo doméstico, si bien también se usaba en la industria.

Los motores de los vehículos durante la guerra civil española y la postguerra, se adaptaron para que pudieran utilizar el carbón vegetal, hecho con leña de roble, como carburante alternativo.

jueves, 7 de febrero de 2008

Meteorología

Moal se encuentra situado a 610 metros de altitud sobre el nivel del mar. El clima se caracteriza por la influencia atlántica, perteneciendo a la España húmeda, con lo cual las precipitaciones son abundantes a lo largo de todo el año, siendo generalmente en forma de lluvia o llovizna ("orbazu" u "orbayu") durante todas las estaciones, excepto durante el invierno en que son frecuentes las nevadas. Cuando el "orbazu" se escarcha se produce lo que en Moal se denomina "carbiesu", fenómeno que todos los años se aprecia en los altos de Pico Cabrón y Collado La Siecha.

La precipitación media tomada durante trece años seguidos en Moal fue de 1.480 litros por metro cuadrado. En Tablizas la media se sitúa en 1.856 l./m2 y en una región como La Rioja se considera un buen año hidrológico aquel en que se llega a los 500 litros.

Por lo que respecta a la temperatura se puede decir que el clima de Moal es más continental que atlántico, caracterizándose por los inviernos muy frios y los veranos calurosos. La temperatura media anual es de 10,6º C; la temperatura máxima absoluta del mes más cálido es de 34, 1º C y la temperatura mínima del mes más frio es de -6,6º C.

Los días nublados predominan sobre los despejados, no siendo muy frecuentes los días de niebla. Los vientos suelen ser suaves del noroeste, aunque en verano también suele haber viento oeste que en la zona se le donomina gallego.

Las elevadas temperaturas del verano provocan tormentas de importancia, que son las que aportan las mayores precipitaciones durante la época estival. Hay que destacar la tormenta que se produjo a primeros del mes de julio de 1982, que provocó una gran "fana" en Valdepila, que cortó por completo la pista que llevaba a Oballo y que ocasionó que cientos de toneladas de tierra inutilizaran prácticamente el cortinal de la Baragaña. Si bien algunas tierras como las de Alonso o Casín fueron limpiadas a los pocos meses, la gran mayoría estuvieron improductivas hasta el año 2004, en que toda la tierra y zadorra caída fue retirada mediante camiones para echar en distintas pistas del concejo. Ni que decir tiene que la avalancha de tierra provocó el enfrentamiento entre los vecinos de Moal afectados y el pueblo de Oballo, al considerar que éstos habían quemado la granda a la altura de Valdepila y no tenían las cunetas de la pista en las debidas condiciones; el problema terminó en los tribunales.

El 25 de julio de 1990 se produjo una tormenta, cayendo 66 litros en menos de 20 minutos, dejando destrozada y cortada la pista de acceso a Tablizas.

También hay que destacar el último trimestre del año 2000 por la cantidad de lluvia caída, pues en noviembre se recogieron 401 litros cuando la media es de 153 y en diciembre con una media de 207 l. las precipitaciones alcanzaron los 326.

Moal tiene su meteorólogo particular desde el año 1979. Se trata de Mesa de Casín que controla desde esa fecha todas las inclemencias climatológicas que acontecen en el pueblo. Como muestra la serie estadistica que se expone a continuación simplificada por años:

viernes, 1 de febrero de 2008

El río Muniellos o Moal

Muniellos es un bosque que según los lugareños " tiene tantos valles y vallinas como días el año", por lo tanto no es de extrañar que en determinadas épocas el agua fluya por cualquier rincón. Tres son los valles principales que recogen el agua de los regatos y que dan nombre a los arroyos más caudalosos: La Candanosa, Las Gallegas y La Zreizal. El río Muniellos nace en el punto donde se juntan los tres arroyos o regueiros en el habla de la zona.

En su discurrir por la Reserva, el río recoge las aguas de más riachuelos que aumentan su caudal tanto por la izquierda, provenientes del Teso Porciles, La Degollada y Pico Xaneto, como por la derecha, que lo hacen del pico Luis; hasta que llega a Tablizas, lugar donde se abre el valle y se encuentra el Centro de recepción de visitantes.

En el lugar donde se ubicaba la antigua central eléctrica y la verja de acceso a la Reserva, el río entra en terrenos propiedad de Moal, recibiendo unos metros más abajo y por la derecha el arroyo de Bisnuevo, que a su vez sirve de separación entre el pico Luis y pico Cabrón.

En su recorrido por las tierras de Moal, recibe las aguas de los regueros de Reiduz y La Cuchada por la derecha, y por la izquierda las de Caleicho, Rudarenas, La Beiciecha y La Fervienza.

Vista del río Muniellos a su paso por Moal

Es de destacar que desde Borducedo hasta la finalización del pueblo, junto a la depuradora de aguas residuales, hay un total de 15 valladas o banzaos, pequeños saltos aprovechados para sacar el agua del río hacia los prados a través de compuertas y presas. Este aprovechamiento se realiza durante todas las estaciones del año, pero especialmente en verano para evitar la sequía, y en invierno para protegerlos de las heladas y recoger las sustancias nutritivas que aporta el río durante el deshielo y las riadas. Entre todas las valladas destaca la del Palenque, una verdadera obra de ingeniería consistente en superponer maderas en el lecho del río, hasta conseguir la altura deseada para que las aguas viertan su caudal hacia los lados.

Cascada en el río Muniellos (El Palenque)

El río, tras pasar el estrechamiento del Trabanco, vuelve a regar los prados de Posada y Ventanueva, hasta que en esta última población entrega sus aguas al río Narcea por su margen izquierda.

Las truchas que pueblan sus aguas, atraen todas las temporadas a gran cantidad de aficionados a este deporte, máxime si tenemos en cuenta que se trata de un río de alta montaña y con nula contaminación. Sin embargo, la presencia de truchas es cada vez más escasa y el motivo radica, al parecer, en la falta de alimentación que padecen los peces, pues cuando el aserradero de Tablizas estaba en plena actividad, el serrín se dejaba en las orillas del río, siendo arrastrado por la corriente cuando se producía una ríada aportando comida, así como por la presencia casi constante de cormoranes y un resurgir en los últimos años de las nutrias.

La anguila estuvo también presente en sus aguas hasta la década de 1980, pero la construcción del embalse de Calabazos en la cuenca media del Narcea impidió su remonte y hoy en día se puede considerar como una especie desaparecida. Recuerdo que cuando era niño, la empanada era uno de los platos típicos que se hacia con las anguilas para lo cual se tenían que freir con anterioridad.

El río sirvió y sirve para que toda la juventud de Moal aprendiese a nadar en sus aguas. Todas aquellas personas que hoy en día no superan los sesenta años, sean hombre o mujeres, se iniciaron en la natación dando los primeros chapuzones en sus frias aguas. Para ello se aprovechaban los distintos pozos que hay en su recorrido; dándose algunas veces el caso curioso de tener que cambiar de pozo, al quedar inservible el que se había estado utilizando el año anterior, por haberse rellenado de piedras y grava durante alguna crecida del invierno.

Jóvenes bañándose en el Trabanco (1974)

El río era tambien durante la década de los años 1960, 1970 e incluso 1980 lugar de pesca. Bien fuese a mano, a nasa o con el tenedor, numerosos jóvenes nos iniciamos en el "furtiveo" en sus aguas. Las truchas por aquellos años eran abundantes y el pequeño "esquilmado" que se practicaba, no impedía que los pescadores de caña estuvieran mucho mas contentos con sus capturas que en los tiempos actuales. Hasta la década de los 70 el río tambien fue motivo de temor para los vecinos de Moal, pues cuando su caudal aumentaba considerablemente, no existían muros para contener el agua, que recorria casi todos sus caminos, invadiendo si no se ponía remedio los corrales y las cuadras.

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